Testimonio Jéssica Oviedo


Conoce a Jessica Oviedo, quien nos cuenta un poco de su vida y como ha transitado su enfermedad.

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SU VIDA

¿Quién eres?

Soy Jéssica y nací en Santiago. Quería ser profesora, ¡le hacía clases hasta a los peluches! Pero seguí los consejos de mis papás y estudié Contabilidad.
Estando casada y con una hija pequeña, seguí mi vocación, estudié Pedagogía Básica y eso es lo que ejerzo hoy día; he trabajado aconsejando a los papás y con niños chiquititos, y me encanta.

¿Cómo fue tu infancia?
¿Qué es lo que más recuerdas de esa época?

Mi infancia fue hermosa. Era una alumna destacada, estudié en el Colegio Árabe becada por mis buenas notas. Mi mejor recuerdo es las fiestas del Carmen. Mi abuelita juntaba a toda la familia, conversábamos, comíamos exquisito; empanadas, cazuela, asado, mariscal…¡La pasábamos tan bien!

¿Estás casada? ¿Tienes hijos?

Sí, estoy con Héctor desde hace 6 años, un hombre maravilloso con quien tengo una historia súper bonita. ¡Nos adoramos! Y tengo a mi hija, Catalina, de 22 años. Está en la universidad y ya es independiente pero me acompaña a la distancia. Todos los días conversamos.

¿Cuáles son los valores que promueves en tu familia?

En mi familia hemos sido RESPONSABLES, HONESTOS Y MUY CARIÑOSOS.

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Me gustan las manualidades y ahora, en la cuarentena, comencé a escribir un cuento para niños.

¿Tienes algún sueño por cumplir? ¿Y algún sueño cumplido?

Mi sueño más grande es mejorarme, dejar de estar enferma. Y los sueños que ya he cumplido, en el plano físico, tener mi casa propia estando sola con mi hija. Pero a nivel espiritual, el apoyo y cariño de tanta gente porque es difícil encontrar personas que estén contigo en las buenas y en las malas.

¿Cuál ha sido el momento más feliz en tu vida?

Primero cuando nació mi hija porque tuve un embarazado complicado y lo vi como un milagro. Otro momento muy especial fue cuando conocí a Héctor.

MANEJO DE LA ENFERMEDAD

¿Cómo y cuándo empezaste a notar que algo no iba bien con tu salud?

Sentía mucho cansancio y sangraba al ir al baño, los médicos me decían que tenía hemorroides. Al seguir con este agotamiento fui con otro médico quien me mandó a hacer exámenes más profundos.

¿Cuál fue tu reacción cuando te confirmaron que era cáncer? ¿Qué pensaste?

Morirme no estaba en mi cabeza pero sentía mucha pena. Yo lo veía injusto y lo sentía como un castigo, pensaba en que yo no he sido una mala persona y no lo merecía.


¿Cómo afrontaste el tratamiento con quimioterapia?

Aunque este tratamiento tiene síntomas físicos muy fuertes, en mi mente siempre ha estado la idea de que es lo que me permitirá mejorarme.

¿Incorporaste algún tipo de terapias complementarias?

Inmediatamente supe de la enfermedad fui al psiquiatra a pedir apoyo para salir adelante. Además, me inclino por lo natural: como lo más sano posible, medito, trabajo con piedras energéticas... También me aferré a Dios y oro bastante.

¿Algún profesional de la salud se ocupó de acompañarte a nivel emocional?

Uno de mis doctores, quien me puso el catéter para iniciar las quimios, hoy vive en Isla de Pascua, pero sigue atento a mí y es una gran ayuda emocional.

¿Te has sentido acompañada? ¿Quién ha sido tu apoyo a lo largo de todo el proceso?

A pesar de que es una enfermedad terrible, en este momento me doy cuenta de las personas que me quieren y, la verdad, son muchas. Me daría mucha pena pasar por esto sin Héctor, mi esposo, quien me ha apoyado en estos 4 años de enfermedad. También tengo un lazo muy fuerte con mi hermana. Aunque ella vive en Concepción, todos los días conversamos y cocinamos juntas por video llamada. Y mi perrito Ayún ha sido una excelente terapia.

¿Generaste algún vínculo especial y que te gustaría destacar?

¡Danae es un 7! Ella me ayuda un montón en los momentos difíciles, siempre me manda mensajes de buena onda y energía positiva.

¿Has cambiado a partir de la experiencia de cáncer?

Sí. Definitivamente. Ahora doy prioridad a lo que realmente es esencial en la vida. Disfruto el día completo, antes no lo hacía, pensaba más en el futuro. ¡Amo los días viernes! Porque puedo almorzar, me siento bien y salgo a pasear a Ayún.

¿Podrías enviar un mensaje para las personas que están transitando esta enfermedad?

Primero, hay que enfrentar la enfermedad con una mentalidad positiva. Segundo, llenarse de lo mejor de cada una de las personas que nos rodean. Y tercero, que sepan que llega un momento en que todo pasa, que tengan fe en que se van a mejorar.

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